domingo, 13 de noviembre de 2011

Laberintos en la Comunicación







Invitamos a la muestra de afiches “Laberintos en la Comunicación” en el marco del desarrollo de la materia “Taller de Práctica Docente I” del Profesorado de Comunicación Social.
En el recorrido deberá prestar atención a las infinitas intersecciones de las calles “Filosofía”, “Psicología”, “Epistemología”, “Antropología”, “Economía”, etc.
Tenga especial cuidado con “Calle sin salida laboral” que no está debidamente señalizada.
Ingresando por Circunvalación podrán entrar, salir, rodear el “Campo Comunicacional”.
Es importante señalar que será asistido por un grupo de comunicadores que le harán conocer el maravilloso “Mundo del Periodismo”, la “Educación”, las “Relaciones Públicas”, la “Publicidad”, “Propaganda”, “Ciencias Políticas” y “Prensa”.
Por último, este viaje que como “tribu” hemos emprendido es tan conflictivo como fascinante y vale la pena recorrerlo…




Plan 78, huellas del pasado: Experiencias Compartidas

                                                                      (Beatriz Bazán - Ruth Benítez-   Hugo Díaz- Ana Velozo) 

El grupo se conformó  a partir de  que todos los miembros del grupo pertenecemos al Plan  ´78  de la carrera de Comunicación Social.  Si bien algunos éramos compañeros por haber cursado en aquella época, alguna materia junta,  este grupo se construyó exclusivamente para este Módulo.  Otro punto de contacto es que todos rondamos los 40  años como promedio de edad, algo importante también, porque más o menos pertenecemos a la misma generación y hemos atravesado desde distintos lugares los mismos procesos  político-económicos.
Tras compartir y revisar en equipo las trayectorias individuales, coincidimos en que nuestro ingreso en el campo educativo se aparece influido por distintos elementos provenientes de las experiencias personales, académicas, profesionales y laborales.
Uno de los elementos, aportados por las dimensiones personales y académicas se relaciona con los significados atribuidos a la escuela y la educación, construidos desde la familia y modelados luego por la experiencia escolar. Así aparecen las vivencias escolares de choque con situaciones de arbitrariedad, injusticia y discriminación, las expectativas de las familias por acceder a mejores condiciones de vida a través de la educación, la visión devaluada del profesorado como opción frente al prestigio asociado a una carrera universitaria, o una concepción de la educación como parte de la identidad política. 

  En varios integrantes del grupo coincidió que los padres sólo accedieron a la primaria o la secundaria incompleta. Lo similar fue el deseo de esas familias de que sus hijos siguieran estudiando y continuaran los estudios superiores.  Con estos antecedentes,  al momento de decidir que estudiar, algunos enfrentamos la duda de continuar una carrera terciaria, algún profesorado,  o una universitaria. Nos inclinamos por la última sabiendo que se trataba de una carrera  “con mayor relevancia”.  Podemos destacar claramente aquí que, para estas familias el ser universitario era sinónimo de movilidad social y de un trabajo asegurado con cierto status social.
  Asimismo, las experiencias  políticas, sociales y económicas que hemos vivido durante la infancia y adolescencia nos marcaron y determinaron la inclinación hacia la carrera de comunicación. Evidentemente el tema de las desigualdades sociales, las injusticias en las instituciones escolares a las que asistimos, la discriminación por no portar apellido,  el color de piel,  el ser “hijo de militantes políticos”, o ser siempre “el nuevo” en un continuo mudar de  una ciudad a otra”, configuraron nuestra  concepción de mundo y atraviesan nuestras experiencias escolares y académicas.  Desde corta edad ya aprendimos en qué  lugar del mundo nos debíamos  ubicar según el orden establecido. 
   Quizás en la secundaria, en el contacto con otros grupos u organizaciones o en el seno de la propia familia, donde surge la idea  de que el lugar que ocupábamos no era un espacio “natural”;  sino que existían  procesos,  construcciones  históricas, políticas  y sociales que nos llevaron allí y que estaba en nuestras manos la posibilidad de cambiarlas, de construir un mundo más justo e igualitario.
Un segundo elemento que configura estas relaciones personales de los miembros del grupo con el campo educativo está representado por la elección y el ingreso a la carrera de comunicación social. Este momento aparece vinculado a la idea de una opción académica alternativa a las profesiones tradicionales, las que no convocaban nuestro interés, la búsqueda de una formación acorde con inquietudes políticas, de crítica de lo social y que represente formas de aportar a determinados cambios. Las experiencias coinciden en el reconocimiento de nuevas formas de relación con los docentes, con otros estudiantes y con la universidad, que contribuyeron a sellar una identidad particular del estudiante de comunicación.
Las expectativas en relación con el ejercicio de la profesión se vinculaban por entonces al ejercicio del periodismo, dentro de un Medio de Comunicación, y no estaba en la  mente de ninguno orientarse a la educación, al menos fuera del nivel universitario. Algunos ya habíamos comenzado este ejercicio en paralelo con la carrera, otros en cambio, afrontábamos la necesidad de trabajar para sostener los estudios y la disyuntiva que representaba dejar de lado opciones más ventajosas para nuestra formación, como las pasantías, por ser éstas poco  remuneradas.
Finalmente, el momento de ingreso al campo educativo como docentes se relaciona más con una opción laboral en un contexto de crisis laboral general (años 99-2001). Con el título en las manos, muchos deambulamos por cuanto medio alternativo había, golpeando puertas en las grandes empresas periodísticas, y sin un peso en el bolsillo.  Fue entonces que aparecieron los cambios en la educación secundaria con nuevas orientaciones y la posibilidad de entrar a la docencia de muchos profesionales, incluidos los comunicadores.  Para algunos de nosotros esto representó el logro de un trabajo estable, legalmente reconocido y el inicio de una larga carrera docente
Para los que se iniciaron en la docencia fueron disparadores de innumerables planteos profesionales, provocando lo que se conoce como “crisis de la mitad de la carrera”, vernos con un nuevo posicionamiento frente al aula y la necesidad de valernos de herramientas propias de la comunicación para plantear soluciones oportunas a singulares desafíos para nosotros, sin el apoyo de ningún agente antiguo del dispositivo educacional. 
        Todos  quienes ejercemos la docencia coincidimos que ingresamos a ella por una necesidad laboral, pero con una clara idea de la educación que no queríamos; diferente a la que habíamos recibido, menos injusta y arbitraria,  menos asimétrica. Fue un objetivo personal y un impulsor que motivó nuestro estar en la escuela.
 En relación con nuestra recepción en las instituciones, especialmente por parte de los educadores titulados, en algunos casos motivó cierto interés por lo “innovadora” que se percibe nuestra formación. Sin embargo para otros, fue una “intromisión  de foráneos e inexpertos”  que venían a inmiscuirse  en  educación, con una concepción equivocada de la misma.
 También para algunos se presentó la posibilidad de  la formación y especialización de Posgrado en Comunicación, que abrió puertas para capacitar a docentes de nivel medio.
   Sin dudas,  nuestra llegada al profesorado fue, por un lado, motivada por la necesidad de obtener un título docente que nos permitiera consolidar nuestra posición en el sistema educativo y quizás proyectarnos hacia otros puestos laborales dentro del sistema. Pero por otro lado,  no podemos desconocer las identidades que fuimos construyendo desde el ingreso a la universidad, a la escuela como ámbito laboral, al cursado de especializaciones, maestrías y diplomaturas. Tenemos bastantes indicios para pensar que lo que hemos vivido desde niños; el ser hijos de quien somos, el pertenecer a una franja social determinada, todo eso nos condujo hasta aquí.
     Hemos encontrado grandes coincidencias en el grupo: tenemos la esperanza y  en alguna medida la certeza de que en la escuela podemos brindar aportes para construir un mundo mejor, que supere las injusticias, las discriminaciones de cualquier índole. Todos enseñamos o queremos enseñar Comunicación, es lo que nos gusta y lo que hemos estudiado, pero lo otro es superior,  es más ambicioso  y nos inquieta desde muy pequeños: es el deseo de vivir en un mundo más humano, más libre  y justo.



 Ana Velozo, Ruth Benitez, Hugo Díaz, Gabriela Romero y Beatriz Bazán.




1 comentario:

  1. Comparto algunas resonancias sobre la lectura del escrito.

    .- La referenicia al afiche me parece sumamente oportuna, me ayudó a recordarlo y adentrarme en el laberinto...
    .- Comparto la misma edad del grupo, lo que genera obviamente una identificación con la caracterización del contexto de estudio, trayectorias y representaciones familiares ligadas a la educación y el estudio universitario... Leerlos, ha significado leerme
    .- En ese marco -de suma implicación- celebro la lectura sobre las experiencias educativas que atravesó el grupo. Es decir, que no se presente la experiencia propia como una suerte de "edad de oro" donde "todo era mejor"... Sino, por el contrario, se describan las situaciones de arbitrariedad y contradicción que dichas experiencias significaban para ustedes como sujetos en formación. Y entre esas experiencias explicitar los modos en que se jugaron las diferencias étnicas y sociales de un sector de la población que empezó a transitar otros niveles de educación de modo inaugural en el seno de las familias de procedencia. Esto último incluso, asociado a la elección de una carrera no tradicional. Esta lectura me parece sumamente potente y que amerita seguir siendo analizada.
    .- En función de la última lectura, es provocadara la asociación entre: procedencia social, elección de carrera no tradicional, crisis de inserción profesional en el campo de la comunicación social e inserción en el campo educativo... Pero además de provocadora me parece sumamente jugada y que amerita continuar en esta línea de indagación por la potencia que sustenta.

    Muchos saludos, Martín Elgueta
    .-

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